jueves, 23 de octubre de 2014

Operación Masacre



Por Jose V. Rangel
Lo que ocurre avanza peligrosamente y me siento obligado a plantearlo. Es algo que se extiende. Que revela una situación en la que la delincuencia común y la policial se dan la mano
1.- Nada más peligroso para una sociedad que aquello que ocurre cuando los demonios que existen en los organismos policiales, inspirados en sórdidas concepciones sobre el orden público y la seguridad de Estado, se liberan. Cuando los gobiernos pierden el control sobre ellos y éstos comienzan a hacer su propia política. Entonces llega el momento en que la institucionalidad se inhibe y el vacío lo llenan los que conducen esos aparatos. Es posible que en la composición de un gobierno, entre sus miembros, no exista voluntad de reprimir. De ejercer a discreción el poder de policía y violar derechos fundamentales. No lo pongo en duda. Pero si no hay garantías de control, el morbo de la arbitrariedad termina por imponerse, desde abajo, con resultados nefastos. Durante la IV República vivimos esa desoladora experiencia. No pretendo absolver a los dirigentes de entonces de su responsabilidad en los desbordamientos de esa franja de la autoridad sin escrúpulos, de comandos policiales y militares, dirigida por oscuros personajes con entrenamiento para matar, torturar y desaparecer. ¡No! Su responsabilidad consistió en la permisividad que auspiciaron. A admitir que lo que esos organismos hacían se justificaba -sin verificación alguna- por razones de seguridad de Estado.


2.- Lo que escribo está relacionado con hechos que vienen ocurriendo con inquietante regularidad en el país; reveladores de fallas en el control de los cuerpos de seguridad. Se repiten las agresiones a los ciudadanos. Constantemente me llegan informes sobre el ajusticiamiento de personas, de procedimientos de captura con violación de la ley. De operativos policiales y militares en los que se veja a las personas, se las extorsiona, e, incluso, de casos de secuestros efectuados por las propias autoridades.

DESIDERÁTUM: La Generosidad Venezolana y el Pundonor de Cuba


 
Por Oscar Adolfo Alvarado.
 
     Nuestra humanidad a lo largo de la historia ha sobrepasado significativos hechos que han amenazado su existencia en el planeta, sin bien la negativa acción del hombre ha causado la extinción de importantes especies de la fauna mundial, las catástrofes naturales,  las epidemias y las guerras, no han logrado -todavía- hacer extinguir al Homo sapiens. Aún así el Siglo XX y lo que va del XXI han estado signados por enormes avances del desarrollo científico-tecnológico al igual que por la aparición o aumento de peligrosas enfermedades como el cáncer y el sida además de la gripe aviar, sus derivadas y la diabetes, entre otras, que afectan principalmente a millones de seres en los países más pobres del mundo.
 
     Este año 2014 ha surgido en el África una epidemia de Ébola, el cual es un Virus de diversas cepas, Tres de ellas generan en los seres humanos fiebre hemorrágica caracterizada por sangrado masivo y destrucción de los tejidos internos. El virus recibe su nombre del río Ébola, en el antiguo Zaire (actual República Democrática del Congo), donde fue identificado por primera vez. El Ébola es muy infeccioso y puede difundirse rápidamente por contacto con individuos infectados o con cadáveres de víctimas de la enfermedad. Aproximadamente una semana después de la infección, el virus empieza a destruir las células de la sangre y el hígado. A partir de esta fase, la enfermedad evoluciona velozmente; y destruye órganos vitales, en consecuencia al poco tiempo sobrevienen el choque, el paro respiratorio y la muerte.

viernes, 17 de octubre de 2014

¿Por qué ganó Evo?

Comparto un primer análisis del triunfo de Evo Morales en las elecciones de hoy 

Evo, en el momento de emitir su voto.
12/10/2014
Por Atilio A. Boron 

La aplastante victoria de Evo Morales tiene una explicación muy sencilla: ganó porque su gobierno ha sido, sin duda alguna, el mejor de la convulsionada historia de Bolivia. “Mejor” quiere decir, por supuesto, que hizo realidad la gran promesa, tantas veces incumplida, de toda democracia: garantizar el bienestar material y espiritual de las grandes mayorías nacionales, de esa heterogénea masa plebeya oprimida, explotada y humillada por siglos. No se exagera un ápice si se dice que Evo es el parteaguas de la historia boliviana: hay una Bolivia antes de su gobierno y otra, distinta y mejor, a partir de su llegada al Palacio Quemado. Esta nueva Bolivia, cristalizada en el Estado Plurinacional, enterró definitivamente a la otra: colonial, racista, elitista que nada ni nadie podrá resucitar. Un error frecuente es atribuir esta verdadera proeza histórica a la buena fortuna económica que se habría derramado sobre Bolivia a partir de los “vientos de cola” de la economía mundial, ignorando que poco después del ascenso de Evo al gobierno aquella entraría en un ciclo recesivo del cual todavía hoy no ha salido.  Sin duda que su gobierno ha hecho un acertado manejo de la política económica, pero lo que a nuestro juicio es esencial para explicar su extraordinario liderazgo ha sido el hecho de que con Evo se desencadena una verdadera revolución política y social cuyo signo más sobresaliente es la instauración, por primera vez en la historia boliviana, de un gobierno de los movimientos sociales.  El MAS no es un partido en sentido estricto sino una gran coalición de de organizaciones populares de diverso tipo que a lo largo de estos años se fue ampliando hasta incorporar a su hegemonía a sectores “clasemedieros” que en el pasado se habían opuesto fervorosamente al líder cocalero. Por eso no sorprende que en el proceso revolucionario boliviano (recordar que la revolución siempre es un proceso, jamás un acto) se hayan puesto de manifiesto numerosas contradicciones que Álvaro García Linera, el compañero de fórmula de Evo, las interpretara como las tensiones creativas propias de toda revolución. Ninguna está exenta de contradicciones, como todo lo que vive; pero lo que distingue la gestión de Evo fue el hecho de que las fue resolviendo correctamente, fortaleciendo al bloque popular y reafirmando su predominio en el ámbito del estado.  Un presidente que cuando se equivocó -por ejemplo durante el “gasolinazo”  de Diciembre del 2010- admitió su error y tras escuchar la voz de las organizaciones populares anuló el aumento de los combustibles decretado pocos días antes. Esa infrecuente sensibilidad para oír la voz del pueblo y responder en consecuencia es lo que explica que Evo haya conseguido lo que Lula y Dilma no lograron: transformar su mayoría electoral en hegemonía política, esto es, en capacidad para forjar un nuevo bloque histórico y construir alianzas cada vez más amplias pero siempre bajo la dirección del pueblo organizado en los movimientos sociales. 

DESIDERÁTUM: NIGROMANTES


Por: Oscar Adolfo Alvarado.
     La muy variada conducta humana no deja de sorprendernos cada día, cuando uno menos lo espera viene algún sujeto con una novedad, un invento, un cuento o una paranoia, empeñados en sumarnos al club de los orates y desequilibrados. Así pues que como el país vive un proceso político con muchos seguidores y otros tantos detractores, entonces a quienes no han podido “coronar” sus aspiraciones personales de enriquecerse fácilmente les ha dado por convertirse en practicantes de la nigromancia, es decir, esa “maña” supersticiosa con la cual se pretende adivinar el futuro invocando a los espíritus o difuntos y asociada a la magia negra o diabólica. Esa misma práctica que junta a un montón de indoctos o mentecatos quienes creen que con baños, pociones, embrujos, sahumerios, tabacos, “pepas de zamuro” e invocaciones de entes extra sensoriales, pueden resolver lo que a los terrícolas se les dificulta o imposibilita.